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Con el nombre de Abadía se designa a un grupo de cervezas que ya sea histórica o comercialmente tienen una relación monacal.
En los primeros siglos del segundo milenio después de Cristo, muchas de las abadías belgas producían cerveza. Hoy en día solo lo hacen las trapenses, pero esa tradición cervecera no se ha perdido de todo. Cerveceros locales han firmado contratos por los que usan el nombre de una abadía o iglesia cercana para producir una cerveza –generalmente de alta fermentación y notable contenido en alcohol- con reminiscencias Trapenses.
En esta relación comercial la primera en participar fue la Abadía de Leffe, que no elaboraba cerveza desde las Guerras Napoleónicas. Para solucionar sus problemas económicos firmó un contrato en la década de 1950 que permitía a un fabricante comercial producir sus antiquísimas cervezas a cambio de una suma de dinero.
Partiendo de las Trapenses, las Abadías también tienen una subclasificación, así en sus etiquetas puede ver la palabra Dubbel para referirse a las oscuras, Blond para las doradas más suaves y Trippel para las ambarinas más potentes. |
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