Desde los 80, los cerveceros americanos y japoneses han lanzado nuevas versiones de Lager suave con la “dry beer” y la “ice beer”. La primera (desarrollada en Japón) es filtrada para quitarle la mayor parte del gusto a la cerveza, la otra (un invento canadiense) es producida con un sistema complejo, similar al destilado, en el que la cerveza es enfriada hasta que se forman cristales de hielo y después se calientan hasta que se licúa.
Estas cervezas son para gente a la que no le gusta el sabor de la cerveza. Dry beer y Ice Beer no ocultan que en la última década de este siglo están resurgiendo los viejos estilos de cerveza y el interés del público por las cervezas con sabor.
Las especialidades belgas han experimentado un boom, las Bières de Garde del norte de Francia han salido de la sombra del vino, la cerveza de trigo alemana le ha quitado la hegemonía a la Lager, en Gran Bretaña la cerveza acondicionada en barril (“Real Ale”) es la cerveza del momento, las Porters y Stouts vuelven a tener clientes y los nuevos cerveceros independientes americanos revolucionan el mundo con sus atrevidos lupulizados.
Ha sido un largo camino para la cerveza desde la época de los faraones, pero ha sobrevivido a la travesía, prometiendo un futuro más interesante para el siglo XXI.